La Herradura lamenta la muerte de don Ángel Galdo Seco, un gallego que ejerció de herradureño

El conquistó el corazón de muchos vecinos  y,  contagió a otros muchos, del cariño que tenía  a La Herradura.

No es fácil escribir de una persona  que tanto te ha marcado y has admirado y querido  en tu vida como ha sido don Ángel  Galdo. Hoy La Herradura se siente dolida, triste y llora porque se nos ha ido un herradureño de pro.

Hace una semana, coincidiendo con la convocatoria de la XXII Travesía a Nado de la Bahía de La Herradura, le recordaba como el impulsor de este evento deportivo veraniego, que es  más importante que celebra la localidad y que reúne a cientos de nadadores.  Hoy  nos hemos despertado con el anuncio de su muerte repentina. Las redes sociales se han llenado de mensajes de pésame a su familia y algunos recuerdos.

 

Hace poco más de cinco años, por fin,  el nombre del doctor Ángel Galdo Seco, quedó ligado a La Herradura para siempre al dar nombre a una calle que le llevaba a su casa.  La Herradura  cumplía  una histórica demanda para con el doctor Ángel Galdo Seco, en agradecimiento a lo mucho que ayudó a sus convecinos y su entrega por la localidad con iniciativas que la han  proyectado deportiva, social y cultural,  a través de la Asociación de Amigos de La Herradura, de la que fue uno de sus co-fundadores y primer presidente.

En el futuro, muchos vecinos y visitantes al ver su nombre rotulado en la calle que llevaba a su  casa, se preguntarán quién era éste hombre. Fue un  gallego que conquistó el corazón de muchos herradureños y contagió a otros muchos del cariño que tenía  a La Herradura.

Fue el teniente de alcalde, Juan José Ruiz Joya, el que recogiendo el sentir de numerosos vecinos y colectivos  y conocedor del cariño que  le tenían otros tantos,  el encargado de proponer al pleno y después celebrar  el homenaje coincidiendo con las fiestas patronales de La Herradura.

Coincidiendo con el acto recordamos que fue  en  1960 cuando don  Ángel Galdo Seco  visitó por primera vez La Herradura y se enamoró del lugar. Entonces las comunicaciones con la capital granadina no eran fáciles; sin embargo se convirtió en  uno de los primeros asiduos visitantes de la localidad herradureña, donde más tarde, en 1968,  adquirió una casa veraniega en lo alto de la colina conocida como  Las Maravillas.  Desde entonces no  faltaba nunca en sus vacaciones veraniegas. Poco a poco, don Ángel -como era conocido en el pueblo-  se fue ganando el cariño de los herradureños y se convirtió durante décadas  en el embajador de la localidad de la bahía.

En 1970 don Ángel,  gran aficionado a la natación y deporte  donde también su hijo mayor competía,  promovió  y organizó la primera Travesía a Nado de la Bahía de La Herradura, con salida en la playa de Calaisa y llegada en La Caleta.  Actividad deportiva que se convirtió, tras un paréntesis en referente del verano y donde, además, él mismo participaba de forma destacada. No en balde fue un veterano campeón de Europa, título que conquistó a la edad de 85 años.

Don Ángel Galdo Seco (Vivero, Lugo 1923) terminó sus estudios de Medicina en la Universidad de Granada en 1951 y tres años más tarde obtuvo el grado de doctor en Medicina  y Cirugía con la calificación de Premio Extraordinario.  Sus destinos laborales estuvieron ligados al Hospital de San Juan de Dios y en 1962 ocupó la plaza de Jefe de Servicio de Hematología en el Hospital Virgen de la Nieves de Granada.

A este relato “oficial” podía duplicar y triplicar el texto de las vivencias, directas de acontecimientos personales y compartidos, en su gran mayoría, con a toda su  familia:  su esposa, Conchita Fuentes; sus hijos:  Juan, Ángel, Eduardo, Pablo y Marta, hermano, nietos, sobrinos….  a la que me uno en el dolor de ésta lamentable pérdida  pero con la alegría de haber tenido la ocasión de vivir, compartir y disfrutar de innumerables  momentos e historias que se quedan grabadas en mi vida y mi corazón. Siempre en el recuerdo DON ÁNGEL.

 

2 Comments

  1. Quizá un día, o quizá una noche, San Pedro vio la lista que le habían colado por debajo de la rendija de la puerta del despacho que tiene en la última nube del cielo y volvió a ver el nombre que tachaba todos los años.
    -Esta año tampoco, este gallego no hace falta en el paraíso.
    Y ese ritual se fue repitiendo año tras año.
    -Este año, tampoco.

    Y Ángel, que era un Caballero, aprovechaba cada año para acumular buenas acciones entre sus paisanos.
    -Está año, tampoco.

    Y a Ángel, que era un caballero, le salió un hijo con ganas de nadar.
    -¿Quieres que crucemos a nado todo lo que cubre el horizonte?
    -¿Crees que vamos a poder, papá?
    -Tú sí, yo iré detrás tuya y me ayudarás a llegar.
    Y San Pedro les ayudó en el paseo.
    -Este año tampoco.

    Y tan feliz era San Pedro viendo nadar a padre y a hijo, a hijo y a padre, que se le pasó la época de encontrarse con Ángel.
    -Este año tampoco.

    Y Ángel organizó lo de su hijo con todos los padres e hijos de su pueblo.
    -Este año tampoco.

    Y los padres e hijos del pueblo quieren ponerle su nombre a una calle.
    -Este año tampoco.

    Y a San Pedro le gustaba también ver pasear por las tardes a Ángel y Conchita, a Conchita y a Ángel, disfrutando de los atardeceres de la Herradura.
    -Este año tampoco.

    Y San Pedro se disfrazaba a veces de inmigrante y trataba de vender algún reloj a Ángel, su hermano Benigno, su sobrino Juan Ramón y tomarse una cerveza con ellos.
    -Barato, barato, barato.
    -¿Nos tomamos otra, Benigno y le compramos un reloj al amigo?
    -Venga, pide otra Juanra.
    -Y nos vamos para la casa.
    -¡Qué soso eres!
    Este año tampoco.

    Y con 85 años ganó el campeonato de Europa de natación.
    Este año tampoco.

    Y le ha dado tiempo al Caballero a dejar la impronta de ese estilo de vida a sus hijos e hijas.
    Este año tampoco.

    Y a sus nietos.
    -Este año…
    Y San Pedro le dijo hace unos días a Ángel
    -¿Qué hacemos este año, Ángel?
    Y don Ángel, sonriendo, como siempre, le dijo a san Pedro:
    -Organízame una carrera de natación en el cielo. Pero quiero verte nadando a mi lado.
    Hasta siempre don Ángel. ¡Qué gusto haber conocido a tan gran Caballero!
    Y este año, ha sido. El día ha llegado.

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