Palmeras al viento. IN MEMORIAM de Gustavo Arrojo Agudo.

Palmeras al viento

 

IN MEMORIAM de Gustavo Arrojo Agudo.

por Fernando Sánchez.

Pones el motor en marcha, llevas todo el material cargado y sales con ese cosquilleo en el estomago que  te  hace  recordar  tu  primer  día  fuerte  de  windsurf.  A  esas  horas  de  la  mañana  no  hay  viento nunca. Llegas a la playa y ya ves las palmeras moverse, algunos compañeros montando sus velas y otros buscando aparcamiento, al medio día subirá el poniente y sabes que ese va a ser un buen día. Reconoces  las  caras  de  la  felicidad  en  tus  amigos  mientras  están  trimando  sus  velas.  Llega  el momento  de  montar  5.0,  la  plenitud,  llega  el  momento  de  no  perder  tiempo  hablando,  llega  el momento  de  salir,  de  pasar  la  primera  barrera  de  olas  y  dejar  la  tierra  atrás,  miro  atrás  y  veo como  se  hacen  las  cosas  más  pequeñas  y  las  olas  más  grandes,  delante  tienes  el  horizonte  y  a  la derecha  el  peñón  del  Santo,  estoy  en  casa,  en  Almuñécar.  Mar  azul  oscuro,  mar  abierto,  y  resulta que estás tú solo en la Ponderosa…reconoces ese mar porque has crecido con su olor. Ahora ya no hay horario de entrada ni de salida, ahora ya no hay noticias de telediarios, ni política en la que pensar,  desaparece  la  pandemia,  es  el  momento  de  fundirte  con  el  parejo,  adaptarte  al  viento  y sacar tu agilidad que no es nada más que dejarte llevar por lo que siempre hiciste. Tu lucidez, tus conocimientos náuticos, tu imaginación, tus experiencias vividas tu vela, tu tabla de windsurf y el mar, es lo que cuenta. Esa libertad es la única, como única la mirada que cruzas con tus compañeros de navegación  mientras  planeas  sobre  el  agua.  No  los  ves  en  el  asfalto  pero  sí  los  sientes  en  el  mar, donde  nuestras  almas  vuelan  y  nuestras  miradas  se  cruzan  para  compartir  emociones  libres  de pandemias.  Allí  parece  que  entra  el  Capitán,  sus  rizos  y  su  elegancia  lo  delatan,  Gustavo  ha entrado en el agua y todo hace sentirme en casa. Fíjate que he navegado por otras playas, por el mundo,  y  he  tenido  muchos  vientos  en  mis  velas,  y  sin  embargo,  jamás  en  mi  vida  he  tenido  tanta sensación personal de estar en casa cuando estoy en el mar, tanta libertad mental y física como en la Ponderosa jamás, es como si se hubiera parado el tiempo.

 Llega el momento en el que el cuerpo ya te dice que no lo maltrates, oyes sus palabras y pones pie en  la  arena.  De  repente  giro  la  cabeza  y  veo  la  multitud  rodeando  al  Capitán,  que  yace  en  la arena,  el  frio  se  multiplica  por  mi  piel  y  una  sensación  de  vacío  inunda  mi  cuerpo.  Se  ha  ido  un cachito de nuestra vida. Se nos ha ido Gustavo, esa sonrisa tímida y a la vez sensata y honesta. Ese día no fue un gran día, el viento sopló y se movían las palmeras para dejarnos un día gris y triste.

Ese día se llamó lunes y fue el día que me hubiese gustado vivir para despedirme de él, en el mar , pero  no  fue  así,  la  noticia  me  llegó  mientras  trabajaba  entre  papeles  y  me  rompió  el  alma.  Solo deseo que el viento siga soplando en la Ponderosa para que se lleve el cuerpo del capitán a lo más alto  del  Cielo  y  que  nos  deje  su  alma  viva  entre  nosotros  para  poder  cruzarnos  las  miradas  con cada poniente Almuñequero. Hasta la próxima amigo!!!!!

 

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