El cantaor y saxofonista gaditano Antonio Lizana dio en el parque El Majuelo de Almuñécar un concierto en el que el flamenco, la música oriental y el jazz se entrelazaron sin solución de continuidad. Como ejemplo de este proyecto que debajo del castillo árabe de San Miguel encontró su mejor espacio simbólico, citemos el tema “Fronteras”, referenciando líneas irreales en un mapa “pintadas al azar, el tiempo volverá a borrar”, como dice su letra.
La música de Lizana hace tiempo que no necesita visado, y según este autor, tan flamenco como jazzista, el ser humano tampoco. Esta pieza es el corazón de su último disco ‘Oriente’, que cambia de registro a cada momento, sonando a lejanos países donde acaban los mares, y a la vez completamente de aquí, a Occidente de allí y a Mediterráneo, a fiesta flamenca, a cava de jazz… a todo. La mezcla que propone este músico, que ya tiene un premio Grammy por su intervención en la neoyorkina Orquesta de Arturo O’Farrill, es original y no se ajusta a los estereotipos del jazz flamenco o la bulesalsa, sin olvidar el gracejo personal tan propio de Cádiz. Tras unas alegrías de Cádiz dedicadas a su madre, con unas regaladas “Bulerías terapéuticas”, en sus palabras, invitó al público cantar con él y terminó poniéndolo de pie para una ovación final. En Almuñécar Lizana confirmo que es una auténtica y muy exportable estrella inter-nacional
Jazz en la Costa de Almuñécar está organizado por el Ayuntamiento sexitano y la Diputación Provincial.