Este martes llega la actuación del gaditano Antonio Lizana al 32º Festival de Jazz en la Costa de Almuñécar

Saxofonista, compositor y cantaor, flamenco de cuna y jazzista de formación, Antonio Lizana es,  sin lugar a dudas,  uno de los artistas más genuinos y con mayor proyección de la escena musical actual, gracias a un magnífico trabajo innovador que aúna jazz, flamenco y músicas del mundo. Un maridaje homogéneo y orgánico donde las etiquetas empiezan a carecer de sentido, dando paso a una realidad sonora propia que tendremos el honor de disfrutar en el parque El Majuelo de Almuñécar.

Antonio Lizana (San Fernando, Cádiz, 1983) comenzó a estudiar saxo a los diez años en el Conservatorio de San Fernando, y tras asistir a varios seminarios de jazz con Jerry Berganza, Dick Oatts y Perico Sambeat , en 2011 finalizó los estudios superiores de jazz en el Centro Superior de Música del País Vasco.

Desde la publicación de su primer disco, Lizana ha recorrido los escenarios de los mejores festivales de jazz de Europa, Asia y América, ofreciendo siempre un espectacular directo, vibrante y lleno de intensidad. Un viaje de Cádiz a Nueva York, que le ha llevado a colaborar con grandes músicos como Marcus Miller, Miguel Ríos, Raimundo Amador o José Mercé, y especialmente con el proyecto de la Big Band de Arturo O’Farrill en Nueva York, en calidad de saxofonista, cantaor y arreglista, formación con la que han ganado el Grammy al mejor disco de latín jazz instrumental.

Su proyecto cuenta con tres álbumes editados por Sony Music: De viento, Quimeras del mar y su último trabajo: Oriente, un disco abierto a nuevos sonidos, un paso adelante no solo en lo musical, sino también en su implicación social. Fronteras, el tema que abre  el álbum, es el mejor ejemplo: “…fronteras pintadas al azar, el tiempo las volverá a borrar”.

Jorge Pardo, Medalla de Oro de Jazz en la Costa de Almuñécar, define así a Lizana: “¡Todo es impactante en Antonio! Su cante, su toque con el saxo, sus composiciones, su banda, y lo mejor es que a su arte no se le ven los límites”.

 

Juan Manuel De Haro:
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