El dúo llenó de evocaciones el escenario del auditorio del parque sexitano. Hoy viernes se prepara para recibir al equipo de Carles Benavent y Jorge Pardo.
El auditorio del parque sexitano El Majuelo acogió el tercer concierto de la 37 edición del Festival Internacional de Jazz en la Costa de Almuñécar que fue todo un cambio de tercio. Tras el fulgor juvenil, tan contemporáneo como deudor de la tradición de Lakecia Benjamín, y el musculoso funk, puro “sex machine” de Fred Wesley y sus reconstruidos JB’s, el entente amistoso y productivo (llevan ya tres discos juntos) de Paolo Fresu con Omar Sosa propuso un intenso viaje sonoro hacia todas partes y a considerable altura onírica.
La vida ha juntado a dos músicos uno de Cerdeña y otro de Camagüey en un proyecto incomparable, al que se han unido en ocasiones el brasileño Morelenbaum o para algún concierto la gaitera Cristina Pato. Pero solos se bastan, eso sí con un buen suplemento tecnológico, que el puesto del pianista parecía la cabina de una central nuclear y el trompetista parecía volar a los mandos de un Airbus tecnológico.
Se ha dicho que lo suyo es ‘free-jazz-fusión’, que es como no decir nada, ante una suite de oleadas de sonidos (con añadidos sampleados y efectos vocales, así como las voces narradoras de chefs, enólogos y clientes en italiano, sardo, friulano, español, francés, inglés y japonés) de tal potencia evocadora casi más cerca de una banda sonora en busca de película que de un concierto reglado.
El dúo dio una clase magistral de sintonía y compenetración, tan musical como personal, construyendo una masa sónica que puede ir del silencio al infinito, ida y vuelta, con ese aporte tan poético del sardo con la trompeta y el fiscorno, y el regusto clásico y montunero del cubano. Un mundo fantástico que, con los, ojos cerrados, pide a gritos un guionista.
Tocaron buena parte de la tercera parte de su trilogía (‘Eros’, ‘Alma’, y Food’) dedicada a la comida “como idioma universal para compartir”, según presentó en un momento muy simpático el músico italiano. Con la excepción de ‘What lies ahead’, adaptación de Peter Gabriel, de un lirismo arrebatador. Como no podía ser de otra manera, la sangre obliga, a Sosa y al concierto, le fue saliendo el cubaneo, para terminar con el público de pie, ‘tumbando’ (mientras su socio esbozaba ‘El manisero’, (todo muy alimenticio) para terminar la noche a todo guaracheo.
Recordar que el Festival Internacional de Jazz en la Costa está organizado por el Ayuntamiento de Almuñécar con la participación de la Diputación Provincial.