El músico francés Michel Portal ofreció un bello concierto en el Festival de Jazz de Almuñécar

El público disfrutó de una leyenda del jazz europeo  y lo despidió con una cerrada ovación  y puestos en pie.

Con el público puesto en pie y una cerrada ovación finalizó la actuación del músico francés Michel Portal  en el Festival Internacional de Jazz en la Costa de Almuñécar.

Portal, considerado una venerable leyenda de la música europea a sus 85 años, en el auditorio del parque sexitano botánico-arqueológico “El Majuelo”, se mantuvo muy vivamente creativo y en directo, con sus plenas facultades y su audacia, le quitan un buen puñado de años.

Las pruebas de su vitalidad están en el gran disco que recientemente ha publicado, “MP85”, -sus siglas y su edad-, y en el brillantísimo concierto que dejó en Almuñécar, dentro del festival Jazz en la Costa. Él mismo lo decía en la prensa granadina estos días: “cuando toco revivo”. ¡Y cómo!: el público, que llenó nuevamente el parque “El Majuelo”, le agradeció el esfuerzo de estar 90 minutos sin parar de tocar construyendo una música bellísima y de ahí esa muestra de gratitud y admiración con la cerrada ovación.

Michel Portal ofreció un bello concierto en el festival sexitano de Jazz en la Costa, organizado por el Ayuntamiento de Almuñécar  y la Diputación de Granada.. Este  domingo se cierra la edición 2022 de la muestra sexitana con la presencia del músico norteamericano,  José James.

“Al margen de sus multipremiados trabajos para el cine y el circuito de la  clásica, creció en las proximidades del Jazz de vanguardia, el Freejazz y la música contemporánea, casi como una liberación del corsé de la partitura. Así en el escenario presenta lo mejor de ambos mundos: la exactitud, el lirismo y la elegancia de la una y la libertad sin red del Jazz”, destacan .

El Jazz de Portal no es necesariamente intimista, aunque muchas de sus piezas elevan la melancolía a un nivel superior. Es de un virtuosismo atlético. Manejó el clarinete, mayormente su variedad baja, y el saxo. El clarinete bajo del artista es menos rápido, menos fluido y elástico que su saxofón soprano, pero sus notas aterciopeladas, suaves, o los grandes vuelos en el registro de los agudos, características del músico son hechizantes en los tiempos lentos.  Para los rápidos optó por el soprano.

Sentado en el teclado (los, con el Rhodes también y un sintetizador de diseño propio) estuvo el serbio Bojan Z. (de Zulfikarpašić ), su hombre de confianza, un tecladista inmenso; uno de los más brillantes que ha dado Europa en las últimas décadas. Su técnica es magnífica, y su toque resultó tan delicado como poderoso, sumando al Fender ocasionalmente efectos digitales íntimamente siameses con la poesía etérea del clarinete bajo. A su lado la réplica se la dio el trombonista, Samuel Blaser, doblando los fraseos y volando solo con la aprobación del maestro que con leves movimientos de manos dirigía la masa sonora. Un momento muy simpático fue cuando hablando quiso entonar “Granada” y canturreo la canción de Valencia y sus mujeres, ante la sonrisa divertida de la audiencia. Cosas de la edad. Pero en los dedos sigue teniendo treinta años. Y un gusto superlativo para componer y arreglar piezas hermosísimas.

Portal fue sumamente evocador, así nos llevó al desierto africano, y al de las ciudades, a las montañas de Armenia, a Madagascar, (obvió al País Vasco, cuyo folclore adora; también a Argentina ya que no trajo el bandoneón) pero también a lo más profundo de nosotros mismos. Su viaje sonoro es sobre todo interior y así lo transmitió en el Festival de Jazz de Almuñécar. Un privilegio disfrutar de su música en un marco único que  disfrutó el público asistente que llenó el aforo.

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