Kenny Garrett recibirá hoy la medalla de la ciudad y plasmará su nombre en el Boulevard del Jazz antes de su actuación
El festival de Jazz en la Costa de Almuñécar se puso anoche bajo la protección de Yemayá, la diosa del mar y la mujer en la religión afrocubana. La cantante habanera trajo al parque botánico El Majuelo también al resto de los Orishas, sobre todo el del ritmo feliz de su isla.
Jazz en la Costa, considerado el mejor festival en su género de la Comunidad Andaluza, se prolongará hasta este domingo 24, bajo la organización de la Diputación Provincial de Granada y el Ayuntamiento de Almuñécar.
De estatura menuda, Daymé se crece en el escenario hasta multiplicar su tamaño. La energía desbordante parte de la tradición de los cantos santeros, de la rumba y el guaguancó y todos los ritos ancestrales del sincretismo religioso cubano. Pero su alegría vital es solamente suya, y la comparte. En Almuñécar -con un lleno completo- arrebató el corazón a los espectadores, tanto que al final, se quedó sin ejemplares de discos para vender, firmados y ‘achuchados’, que para eso es por lo que los vende, como dijo con picardía.
Descalza y vestida de blanco, como corresponde a alguien que se ha “hecho santa”, comenzó su actuación con una introducción invocando a sus santos para bendecir el concierto, de alabanza a las deidades de la fe de la santería, con aciertos colores por parte del encargado de iluminación: azules para Yemayá; amarillos para Ochún…
Tras ella un trío: un percusionista, bajo y un teclista muy tumbador. Ella ejerce de directora fraternal encantada de sus acompañantes. Sus canciones, porque son propias, se envuelven de rumba, todo percusión, con poco que ver con nuestro concepto sonoro del término, y surgen de líneas de bajo palpitantes que piden un picadillo vibrante de cueros y maderas golpeadas, en este caso concentradas en un baterista veloz y resolutivo.
Manifestó su felicidad de poder volver a cantar, manifestó la alegría de poder hacerlo “en el primer concierto europeo en dos años”, cogido un tanto al vuelo, puesto que apenas habían podido ensayar un par de días. No se notó, los ritmos afrocubanos vienen en los “Cuadernos Álvarez” de la música en Cuba con el que todos aprenden caligrafía musical.
A medida que se desarrollaban las canciones, la cantante ofreció una paleta vocal amplia grave, fuerte, huracanada o sensual, hasta erótica, y siempre con un gran sentido del humor y no poca ironía en sus alocuciones al personal, extensas, como corresponde a la irrefrenable tradición verbal cubana. Cantó en castellano e inglés, y efectivamente, pudiera ser la nueva Celia Cruz, pero en su voz conviven también Aretha Franklin, Sade, La Lupe o Nina Simone y Diane Reeves. Y en armonía.
Su concierto enamoró por la cordialidad, su simpatía, las ganas de compartir hasta hacer bailar a los de enfrente (cosa que consiguió), y por la sensación de que esta mujer está llamada a ser una enorme figura de la música internacional.
Kenny Garrett. Será homenajeado y presentará su último trabajo
Kenny Garrett será homenajeado antes de subir al escenario del parque “El Majuelo” para ofrecer al público del 35º Festival de Jazz en la Costa de Almuñécar su último trabajo, El alcalde sexitano, Juan José Ruiz Joya, entregará la medalla de la ciudad y acompañará al músico americano a descubrir su nombre y firma plasmada en el “Boulevard del Jazz”, ubicado en propio parque almuñequero.
Hasta la publicación de su último álbum, “Sounds from the Ancestors” (2021), que ha sido aclamado por la crítica y seleccionado como “Master Piece” por la revista Down Beat, la carrera estelar de Kenny Garrett —ganador de un Grammy y doctor honoris causa por el Berklee College of Music de Boston—, incluye temporadas singulares con Miles Davis, Art Blakey y The Jazz Messengers, Chick Corea, Pat Metheny, Donald Byrd, Freddie Hubbard, Woody Shaw y la Orquesta de Duke Ellington. Su reputada trayectoria como líder, que comenzó hace más de 30 años, lo ha consagrado como uno de los saxofonistas más importantes del jazz moderno.
Su sonido visceral y el impactante lirismo de sus composiciones hacen que sea considerado el responsable de otorgar al saxo una dimensión jamás conocida, en la que se combinan una técnica asombrosa con un elegante estilo. Su música se entrelaza con los ritmos urbanos y su discurso versátil y libre se refleja en sus colaboraciones con la Orquesta Sinfónica de Nueva Jersey, con el hip hop de Gurú o el rock de Sting y Peter Gabriel.
Su último trabajo, “Sounds from the Ancestors”, que presenta en Almuñécar, es el vigésimo álbum y posiblemente uno de los mejores de su carrera. Un trabajo extraordinario que recuerda el espíritu de los sonidos de sus ancestros africanos y reivindica sin prejuicios y con elegancia los estilos musicales que han marcado su trayectoria, como el blues o el soul; pero también es un tributo al legado de Roy Hargrove, Art Blakey y Tony Allen, músicos que, al igual que Garrett, miraron hacia el pasado para influir en el sonido futuro y la evolución del jazz.
Tras sus memorables conciertos en los años 2016 y 2002 con “Birds of a Feather”, acompañado de Roy Haynes, Christian McBride, Nicholas Payton y David Kikoski, Kenny Garrett vuelve a Jazz en la Costa con un nuevo, emotivo y soberbio proyecto musical.