Las imágenes de terrazas de la primera línea de playa con las mesas recogidas y cerradas. El silencio roto por algún coche esporádico y algunas colas en las puertas de establecimientos de alimentación, panadería o frutería por decisión de los propios clientes y guardando la distancia… son imágenes que se han visto en esta primera jornada laboral del estado de alerta en La Herradura.
“No ha parecido lunes. Ha sido un día raro para vecinos y residentes. El silencio que se impuso este domingo, solo roto por los aplausos de herradureños desde balcones y ventana, ha predominado en esta jornada. Así seguirá, como mínimo, hasta casi final de mes”, comentaba un vecino mientras aguardaba junto al cajero de un banco y la tienda de comida de animales, que, por cierto, junto al estanco, es una de las calle más concurridas de la localidad.