El poeta jienense afincado en La Herradura Tomás Hernández, recibe el Premio de Poesía “Ciudad de Salamanca”.

El poemario ganador es “Nadie vendrá”, editado por Reino de Cordelia y será presentado en Almuñécar.

El alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, entregó el XXII Premio de Poesía “Ciudad de Salamanca” al poeta jienense afincado en La Herradura y miembro del jurado de Certamen de Poesía Amigos de La Herradura, Tomás Hernández,  por el poemario “Nadie vendrá”.

El Premio Ciudad de Salamanca de Poesía recibió 323 originales, procedentes de España (248), Francia, México, Chile, Alemania, Cuba, Bélgica, Argentina, Portugal, Nicaragua, Paraguay, Brasil, Colombia, Costa Rica y Polonia. El jurado se reunió el pasado 26 de septiembre y estuvo presidido por Antonio Colinas. Formaron parte de él: Asunción Escribano, César Antonio Molina, Fermín Herrero, José Luis Puerto y Juan Antonio González Iglesias.

Tomás Hernández  recibió como ganador de esta edición consigue un premio de 8.000 euros y la  edición y distribución de la obra ganadora la ha realizado la editorial Reino de Cordelia. Este libro será presentado a finales de diciembre en Almuñécar.

Tomás Hernández: XXII Premio Ciudad de Salamanca de Poesía

Por su parte, el XXII Premio “Ciudad de Salamanca” de Poesía ha sido para Tomás Hernández por su poemario “Nadie vendrá”. El autor nació en Alcalá la Real (Jaén) en 1946 y ha dedicado su vida profesional a la docencia, ocupando incluso la dirección del IES Antigua Sexi (Almuñécar). Ha publicado once poemarios, entre ellos, La manera en que muerdes tus labios cuando esperas (1981), El viaje de Elpénor (2004), Y véante mis ojos (2006), Última línea (2007), Peñón de las Caballas (2009), 174517 (2016) y Hotel Comercio (2017).

Ha obtenido premios como el Ciudad de Zaragoza, Manuel Alcántara, Premio Jaén, Antonio Oliver Belmás y Ciudad de Pamplona.

El poemario ganador Nadie vendrá tiene continuas referencias y homenajes a la lírica clásica. Consta de dos partes: la primera rinde tributo al poeta valenciano, César Simón, y a uno de los personajes de su obra, el escritor latino del siglo II Marco Minucio Félix. La segunda, con un estilo diferente y más extensa, refleja las experiencias de una vida entera a través de viajes, paisajes, emociones, recuerdos; versos más cotidianos, incluso con un peso urbano, pero tampoco ajenos al clasicismo, a la cultura grecorromana. Por ellos se pasean Safo, Séneca, Eurípides o el mito de Orfeo.

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