El saxofonista norteamericano Jesse Davis puso anoche el broche final al festival sexitano
El saxofonista de Nueva Orleans, Jesse Davis, concluyó anoche el programa central del 32º Festival Internacional de Jazz en la Costa de Almuñécar con una sesión de saxo y trío de órgano Hammond, que se saldó con un lleno más del calendario de actuaciones.
El Festival almuñequero, organizado por la Diputación de Granada y el Ayuntamiento sexitano, ha mantenido en esta edición un nivel de asistencia muy alto, rozando el 100 % de localidades vendidas, ya que tan solo han quedado un puñado de entradas por vender para una noche del programa central. Todos los abonos se agotaron, como las entradas para cinco de los seis conciertos. La organización tuvo que ampliar aforo para los conciertos más demandados los de José James y Christian McBride, atrayendo a un numeroso público joven. Por su parte, los trasnoches de jazz con el grupo granadino, Costa Jazz Quartet, han batido también récord de asistencia e interés por parte de sus espectadores, valorando el buen trabajo de los músicos granadinos.
En total más de 10.000 personas han pasado por los conciertos del programa central y actividades paralelas, a destacar entre las últimas la edición del disco Costa Jazz y la “Máster Class” de la cantante Pepa Niebla. De los festivales públicos de la provincia de Granada, Jazz en la Costa de Almuñécar es uno de los certámenes más rentables en su relación presupuesto por número de asistentes.
El Festival sexitano es un ejemplo de que la cultura también puede generar riqueza y empleo. Con prácticamente todos los hoteles de Almuñécar llenos, más del 75% del público que asiste al Festival procede de fuera de la provincia de Granada, y buena parte incluso de fuera del país, e inyecta una importante cantidad económica a la ciudad.
El director del Festival, Jesús Villalba, destacó la progresiva proyección de Jazz en la Costa, cuyo éxito se debe al apoyo de un público incondicional y a un equipo humano de trabajo muy profesional de más de 30 personas y a la notable difusión que tiene en Europa y a nivel internacional, debido al escenario privilegiado donde se celebran los conciertos, además de la programación, que ha seguido manteniendo como seña de identidad y una impronta eminentemente jazzística.