Joaquín Díaz Fernández y Panadería Joaquín. Premios Turismo Almuñécar 2018

 

Joaquín Díaz Fernández empezó a trabajar ocupándose de la boquilla del horno, en una panadería situada en el Barrio del Castillo, con tan sólo 12 años de edad. En junio de 1976 decidió abrir su propio obrador, en la Avenida Juan Carlos I, donde hoy aún permanece abierto un despacho de pan que atiende su hija Cándida.

En principio, Joaquín se decantó por elaborar sólo bollería. En esos años nacieron los riquísimos bollos de azúcar, las cuñas de chocolate, los roscos y pestiños. Todos dulces hechos de forma totalmente tradicional y sana con los que llevamos merendando ya varias generaciones. Poco tiempo después se lanzó  también a amasar sus preciadas barras caserillas y sus bollillos…

Eran tiempos en los que el pan era un alimento imprescindible en cualquier mesa y que  vendía en el despacho de pan en la confluencia de las calles Baja del Mar y Pescadería,  donde su hija mayor, Mariló, aún atiende a todos los vecinos y visitantes

A pesar de lo duro que es trabajar en las noches, Joaquín ha disfrutado de la vida todo lo que ha podido. Aunque se jubiló a los 70, hace ya más de una década, le gusta estar pendiente del negocio. Este ha cambiado y evolucionado mucho desde que él lo dejó.

Profesión sacrificada por sus terribles horarios, Joaquín hijo  recuerda de forma entrañable como se quedaban muchas noches dormidos en el obrador sobre las sacas de harina pero por arte de magia, cada mañana amanecían descansando plácidamente en la cama. Y aunque sabe que es complicado, a Joaquín le encantaría que la saga familiar continuara con el negocio y no pierde ocasión de animar a sus cinco nietos para que aprendan el oficio.

Por hacer del pan, la bollería y la tradición un verdadero reclamo turístico, recibe el Premio Turismo Almuñécar 2018.

Entregó el Galardón: María del Mar Medina. Concejal de Juventud y Fiestas.

Recogió: Joaquín Díaz Fernández

Juan Manuel De Haro:
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