“Es un agua natural que se renueva y aunque se saque vuelve a salir de nuevo”, explica la arqueóloga municipal de Almuñécar
La arqueóloga municipal de Almuñécar, Elena Navas, ha salido al paso de algunas dudas o comentarios sobre el estado del parque El Majuelo, dado que desde hace unos meses, tras las intensas lluvias de principio de la primavera, agua inundó una gran parte del yacimiento arqueológico de El Majuelo, así como explicar la procedencia de esta agua.
Elena Navas afirma que se trata de agua dulce que nace directamente ahí. “Lo que ha ocurrido, dice, es que durante esta primavera ha llovido mucho, el agua ha empapado el terreno y ha subido el nivel freático hasta llegar a la superficie, convirtiendo El Majuelo en una fuente natural”.
“Esto no ocurría en época romana porque el acuífero desaguaba directamente en el mar. Tenemos que pensar que El Majuelo en época romana estaba en superficie. Con el paso de los siglos, el río ha ido arrastrando sedimentos hasta cubrir toda la cuenca del río Seco, incluidos los restos arqueológicos de El Majuelo. En la actualidad podemos ver como el yacimiento arqueológico está varios metros más bajo que el suelo que pisamos. Ahora el agua superficial va por encima del recinto, que además está rodeado de muros, con lo que se ha creado una especie de alberca gigante. Pero aunque se ha acumulado mucha agua, el nivel va bajando poco a poco”, explica la arqueóloga municipal Elena Navas.
Navas manifiesta que l agua superficial arrastra microorganismos, esporas, larvas y semillas, que en un medio con agua y con buena temperatura, germinan y crean una charca en la que eclosiona fauna y flora, llenándose de vida. Y aunque le veamos ese color verdoso, el agua es limpia, porque se va renovando continuamente. No es un agua estancada que puede corromperse, sino que desde el fondo, el agua mana y se renueva lentamente”, dice.
Por otro lado, cabe destacar que el servicio de limpieza del parque “El Majuelo”, “está realizando las tareas de recoger todos los papeles y envoltorios de plástico que el aire levanta y acaban cayendo al interior del yacimiento arqueológico”, señala.
La arqueóloga municipal quiere tranquilizar a todos, en la medida de lo posible, sobre el estado de los restos arqueológicos, “porque si bien es cierto que se han visto afectados por el agua, no podremos hacer una valoración hasta que no deseque del todo; hay que pensar que las construcciones romanas son sólidas, pero además, las piletas están preparadas precisamente para contener líquidos, el “opus signinum” que las reviste es un mortero diseñado para estar en contacto directo con el agua, por eso resisten bien”, sentencia.