Un gran espectáculo de gran belleza y montaje con una veintena de bailarines sobre el escenario sexitano que recibió el reconocimiento del público asistente
Una cerrada y prolongada ovación del público que casi llenaba el auditorio de la Casa de la Cultura de Almuñécar despidió anoche a la veintena de bailarines del Ballet Clásico de Rusia que representaron de forma brillante una de las obras más destacadas del compositor Tchaikovsky: La Bella Durmiente.
Destacar la gran actuación de este Ballet en una obra de bella factura en puesta en escena por su vestuario, colorido, y, especialmente, por el buen hacer de sus miembros a la hora de danzar sobre el escenario sexitano.
La obra, con la participación destacada en los principales papeles de Aurora y Príncipe Desiré en las figuras de Eugeniya Bespalova y Denis Karakashev, respectivamente, y todo bajo dirección de la proia Eugeniya Bespalova, que fueron muy aplaudidos.
La bella durmiente despertó la magia de los cuentos de hadas. Un mundo encantado de castillos y bosques, maldiciones y hadas; solamente un beso de un amor verdadero conseguirá romper el hechizo, la consagración del romanticismo.
Basado en el cuento “La belle au bois dormant”, de Charles Perrault, bien al estilo francés del siglo XVIII, se considera uno de los ballets que mayor interés despierta en el gran público.
El espectáculo, representado en dos actos durante más de dos horas, estuvo repleto de romanticismo y marcado por el lirismo, esta obra representó un gran reto para los bailarines, sobre todo en la interpretación del personaje principal Princesa Aurora, exigiendo un estilo académico cristalino, elegante y frágil.