Jane Monhait y Nicholas Payton reinventaron a Ella Fitgerald en el Festival de Jazz de Almuñécar
Nadie trajo más alegría al canto de jazz que Ella Fitzgerald, inspirando a generaciones de vocalistas de jazz. Una de ellas fue Jane Monheit, que creció aprendiendo de sus discos los cánones de la canción popular americana (así como de sus otros ídolos como Sarah Vaughan, Mel Torme, Judy Garland…). Anoche Monheit devolvió el favor cantando en el XXIX Jazz en la Costa de Almuñécar un concierto dedicado al repertorio de la Fitgerald, que también ha grabado. En ese disco el productor iba a ser el trompetista de N.Orleans Nicholas Payton, que terminó involucrándose tanto que grabó su trompeta y al final ha prestado a su grupo para el estreno en directo. Jazz en la Costa está organizado por el Ayuntamiento sexitano y la Diputación Provincial de Granada
Tuvimos la oportunidad en Jazz en la Costa de escuchar su prístina voz apenas ganado por ella el concurso Thelonious Monk Jazz Vocals Internacional de 1998, entonces era todo juventud y frescura, ahora ha madurado la voz ganando en expresividad. La Monheit no se limita a cantar una canción, la vive. Su intervención estuvo llena de momentos de sorprendente invención y belleza. Para muchos fue una sorpresa descubrir que también Payton tocara piano, el Rhodes (¡y todo a la vez con una prótesis que le permitía sujetar la trompeta al muslo), y y hasta cantar, lo hizo con una escasa voz pero muy expresiva -todo Nueva Orleans- como cuando emboca su instrumento principal, pletórico de blues. Hay muchos conciertos de ‘tributo’, pero en otros los intérpretes reinventan a los clásicos, éste fue uno de ellos, y el público que llenó una noche más el parque El Majuelo lo agradeció generosamente con sus aplausos, y más cuando el viento hizo casi imposible el fin de fiesta con las partituras volando por todo el escenario.
Hoy despide la XXIX edición de Jazz en la Costa de Almuñécar el mítico bajista Stanley Clarke