La factoría de salazones del parque El Majuelo de Almuñécar recobra la normalidad

El agua que cubría el yacimiento tras la lluvia ha desaparecido al bajar el nivel freático y se ha procedido a la limpieza del mismo.

 

El yacimiento arqueológico de la factoría de salazones del parque El Majuelo recobra la normalidad  tras bajar el nivel freático que tras las intensas lluvias de principio de primavera volvieron a inundar el mismo como suele ocurrir cuando las lluvias se manifiestan así. Ahora la  bajada   ha hecho que ya  se pudiera   realizar estos días la limpieza  al completo de residuos por parte de los operarios municipales del Consistorio sexitano.

Todo el yacimiento arqueológico está bien aireado y el sol ha secado las estructuras, por ello se están realizando labores de limpieza. Se está llevando a cabo un trabajo minucioso, retirando con esmero el barro acumulado y la hierba crecida, manteniendo un cuidado muy especial con los restos arqueológicos.

Hace unos días la arqueóloga municipal, Elena Navas  explicaba el porqué de la inundación cuando las lluvias son intensas y recordaba que “esto no ocurría en época romana porque el acuífero desaguaba directamente en el mar. Tenemos que pensar que  El  Majuelo en época romana estaba en superficie. Con el paso de los siglos, el río ha ido arrastrando sedimentos hasta cubrir toda la cuenca del río Seco, incluidos los restos arqueológicos de El Majuelo. En la actualidad podemos ver como el yacimiento arqueológico está varios metros más bajo que el suelo que pisamos. Ahora el agua superficial va por encima del recinto, que además está rodeado de muros, con lo que se ha creado una especie de alberca gigante. Pero aunque se ha acumulado mucha agua, el nivel va bajando poco a poco”, señaló.

Así las cosas el agua vuelve a su cauce y en El Majuelo continúan con normalidad todas las actividades culturales que organiza la Concejalía de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almuñécar, siempre integradas en un marco único y especial, por tener el  escenario  cerca, nada más y nada menos,  que de los restos romanos de una antigua factoría de salsas y conservas de pescado, con las murallas y el Castillo de San Miguel  como protagonista de excepción.

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